La alergia

La alergia es una reacción exagerada del organismo al entrar en contacto con una sustancia externa, a la cual, normalmente los demás individuos no reaccionan. Estas sustancias se llaman alergenos.

Según la OMS el 40% de la población padece alergia y alrededor de 100 millones de personas en todo el mundo son sensibles a los alergenos de los ácaros del polvo doméstico.

Hay distintos tipos de alergenos y se pueden clasificar en función de su naturaleza:

  • Ambientales: se trata de alergenos que son transportador en el aire y que penetran a través de las vías respiratorias al organismo por inhalación. También se conocen como aeroalergenos o neumoalergenos. Entre los más comunes encontramos los ácaros del polvo, los alergenos del pelo de animales o el polen. La sintomatología suele ser respiratoria, como asma, rinitis, conjuntivitis y también puede haber sintomatología cutánea.
  • Alimentarios: Hay muchos alimentos capaces de provocar reacciones alérgicas al ser ingeridos. Los más frecuentes son el huevo, la leche de vaca, los frutos secos, ciertas frutas, los crustáceos, la soja y el trigo entre otros.
  • Por contacto: Ciertos materiales con la piel pueden provocar reacciones cutáneas en la zona de contacto. Algunos de los más frecuentes son el látex (guantes, globos, etc.) y los metales (joyería).
  • Medicamentos: Pueden desencadenar reacciones alérgicas graves.
  • Veneno de insectos: Las reacciones se dan cuando el veneno es inoculado a través de la picadura. Las más habituales son a los venenos de abeja, y pueden haber reacciones de tipo leve o graves como el shock anafiláctico.

El responsable de esta reacción es el sistema inmunitario cuya función es la de reconocimiento y defensa del organismo. En ocasiones se producen alteraciones en sus funciones que dan lugar a enfermedades, entre ellas, las enfermedades alérgicas.

Para que se produzca una reacción alérgica son necesarias dos etapas que ocurren en periodos de tiempo distintos.

La primera etapa es la de sensibilización. En el momento de la sensibilización se produce una activación del sistema inmunitario que reconoce al alergeno como algo extraño o dañino y produce los anticuerpos necesarios en el organismo para hacerle frente, pero en este primer contacto no hay ningún tipo de sintomatología alérgica.

Más adelante, cuando el organismo entra de nuevo en contacto con este alergeno para el que ya tiene anticuerpos generados, el sistema inmunitario se activa y se desencadena la reacción alérgica y la sintomatología característica.

La etapa de sensibilización por lo tanto es previa a la manifestación de la enfermedad alérgica, y puede preceder en días, semanas, meses o incluso años a la aparición de los síntomas.